domingo, 28 de abril de 2013

Reseña de espectáculo: ¿Por qué John Lennon lleva falda?

He asistido dos veces a representaciones de este montaje de la compañía La Palabra Teatro. Ese dato ya indica una visión positiva.  Las dos veces fueron en la Sala El Apeadero, a la que me siento bastante unido.

La obra ha sido escrita por la dramaturga y actriz inglesa Calire Dowie, poco conocida en España. De hecho no he encontrado ningún libro suyo en castellano tras una pequeña búsqueda en varias webs. En este caso el texto ha sido traducido por la propia compañía.

La compañía autora del montaje es La Palabra Teatro, nacida en 2009 y  formada por Jamie-Glyn Bale (director) e Inma González (actriz). 

El formato no deja de ser algo sorprendente.  Un monólogo de unas dos horas, con un pequeño descanso. ¿qué tiene de sorprendente? pues que no parece un monólogo.  El desenvolvimiento de la actriz hace que veamos una lista de escenas más propia casi de una película. A la salida hemos intimado con la protagonista, pero también hemos conocido a su madre, sus amigas y amigos del colegio, sus compañeros de trabajo y por supuestos a sus héroes.

Supongo que puedo calificar la obra de humor sobre la igualdad de género (así lo he leído en otra reseña) o, como leo en la web de la compañia, 'ironía y comicidad inteligentes, y que nos invita a reflexionar sobre la igualdad entre personas y la identidad sexual'.   Lo cierto es que aparte del humor, la ironía y la denuncia de algunas escenas, tenemos un debate de porque la sociedad te pide caminos distintos según nazcas hombre o mujer.   Tenemos que jugar distinto, vestir distintos, comprar cosas distintas. Demasiadas diferencias que no parecen tener justificación.    En nuestra cultura reconocemos como signo claro para distinguir hombres y mujeres una figura en la que se adivina un pantalón o una falda. Es lo más habitual en los lavabos de muchos establecimientos.  ¿Dónde está la causa de que la falda sea femenina?.  Pero no voy a hacer un artículo de feminismo, más bien para pensar estas ideas remito a que veáis la obra.  No, no es ningún panfleto o un discurso explícito político.   Son historias, las historias de una chica de 14 años molesta con lo que la sociedad ha elegido para ella  Pero esas historias, sinceras aunque en algunos casos parciales, llevan cargas de feminidad, feminismo, política y otras ideas.   Para mi el teatro es eso, comunicar ideas.

Tengo que elogiar el trabajo de la compañía.  El texto traducido, trabajado y dirigido por Jamie-Glyn Bale es un buen texto y está bien montado.  Y de la actuación, 2 horas de monólogo que llega a hacerse corto, solo puedo decir que es un trabajo digno de una actriz consagrada más que de alguien tan jóven.  La escenografía es bastante minimalista, pero bien aprovechada.  El único elemento que destaca es un pupitre que además de pupitre se convierte en mesa de maquillaje, puesto de venta, asiento de cine y unas cuantas cosas más. El vestuario muy adecuado.  En realidad todo es minimalista pero bien aprovechado. 

En las galería de imágenes que coloqué en www.granadacultural.info (los enlaces los tienes más adelante), dije que era una obra  emblemática de la producción de Granada en estos años (me refería a 2011-2013).  Así la considero. Se estrenó en junio de 2011, en la Sala El Apeadero. Creo que ha superado ampliamente la decena de representaciones, ha sido premio del público en el 8 Festival 'Toledo Escena Abierta' y cuenta con abundante críticas elogiosas.  

En resumen un producto cultural que podemos disfrutar y que nos motiva a todo el trabajo que se hace en Granada en las artes escénicas.  

Enlaces de interés:

domingo, 14 de abril de 2013

Contra los toros. Ni arte ni cultura

Escribo un blog de cultura, pretendo hablar de cultura, quiero promover la cultura. Por eso me parece imprescindible luchar contra la incultura y hoy lo hago denunciando una práctica no sólo inculta, sino además violenta. 

Me gustaría transmitirlo muy claro: El espectáculo de los toros es una  apología de la violencia, de la falta de ética y de la incultura. El problema se agrava cuando además sus defensores quieren asociarlos a la cultura.

El espectáculo del toreo consiste más o menos en lo siguiente.

Se sueltan de uno en uno a varios toros en un recinto cerrado pero lo suficientemente amplio como para que el toro de pueda mover.  A menudo es de forma circular y se llama plaza de toros.  Aparecen personas, que burlan al toro y se ponen cerca de él de forma bravucona para presumir de supuesta valentía. Otros menos valientes aparecen a caballo y le clavan pinchos.  A pie también le clavan pinchos.  Estas personas se llaman toreros, banderilleros y rejoneadores según la salvajada que tienen asignada. Finalmente, después de varias torturas, matan al toro clavándole una espada. La gente aplaude por ello y por otras chulerías como por ejemplo poner un trapo rojo para que el toro intente ir con el trapo en vez de contra el torero.

No entiendo que ponerse delante de un toro sea presumir de valentía, más bien de estúpido.  Es la misma valentía de la ruleta rusa.  Lo que aporta al espectáculo es el morbo de que el toro te puede matar. Supongo que habrá gente que le gustará ver a gente dando saltos al lado de un precipicio por si se cae y se mata. Cosa absurda.

Alguien dirá que mi descripción del espectáculo es parcial.  Pero me temo que ese alguien la quiera sustituir por otra descripción peregrina. Defiendo lo que acabo de narrar como más certero.


Por cierto, si buscas encontrarás definiciones aún más negativa que la mía. Me quedo con una a modo de ejemplo:
Las corridas de toros son un espectáculo bochornoso en tres actos, de unos veinte minutos de duración, que escenifica la falsa superioridad y la fascinación enfermiza con la sangre y la carne de la que se alimentan, contra toda lógica ética y dietética, quienes creen tener un derecho divino a disponer a su antojo de la vida de otros seres sensibles, llegando incluso a justificar y trivializar la muerte del toro como arte y diversión; un comportamiento patológico que nace de una incapacidad para afrontar el dolor de las víctimas y una morbosidad irrefrenable ante la posibilidad de ser testigo directo de alguna cornada, o de la muerte del matador; un riesgo fortuito, infrecuente (un torero por cada 40.000 toros sacrificados), y sobre todo evitable que, sin embargo, incrementa el carácter macabro de la corrida.
(fuente: http://www.ivu.org/ave/corridas.html)

Parece extraño el interés de mucha gente del toreo por situarse dentro de la cultura. Tengo la sensación de a algunos de ellos la cultura les sienta peor que una gripe.  Pero el éxito de esa estrategia  es que va dirigido a incultos.  Es fácil engañar sobre cultura al ignorante.  Igual se pueden tragar que la Alhambra está en Sevilla. Por otra parte hace disminuir el remordimiento de falta de cultura. Viene a ser como pagar todos los meses el gimnasio y no ir nunca. Vas a los toros y presumes de culto.

Quiero desmontar el argumento a favor de los toros consistente en citar a Picasso, Hemingway y otros supuestos aficionados a los toros.  También se los podría citar contra Internet. Ni Picasso ni Hemingway usaban el email (¿lo dudas?). Ya puestos podían citar a Galileo para decir que la única opción para tu hija si no se quiere casar es meterla a monje.  Eso hizo Galileo con sus hijas, eso sí en pleno siglo XVII.  Nadie es perfecto.  Es imposible sustraerte de tu época. Además me sé de intelectuales borrachos, homófobos, machistas, etcétera.

Analizando más a fondo el argumento anterior te darás cuenta de que si miramos quien defiende los toros no verás muchos aspirantes a Picasso.  No he hecho ningún estudio profundo al respecto, pero después de preguntar a más de doscientas personas, he contabilizado a cinco a favor en el mundo de la cultura.  Salvo unas pocas excepciones, los conocidos que tengo que defienden el mundo de los toros, son unos cuantos borrachos, unas niñas jóvenes pijas y algunos bravucones que apenas recuerdan en que consiste el leer.  Poco más.  Aplicando el criterio de crítica literaria que defendía C.S. Lewis, que estudiaba los lectores, tengo la sensación de que el espectáculo en la actualidad deja claro su nivel anticultural

Por último hay quien habla de arte y comparan el toreo con una pintura. Cómo si el arte del Guernica no estuviera en los pinceles de Picasso sino en los aviones fascistas que tiraban las bombas.  Una acción violenta, ejecutar una tortura a una persona o un animal es censurable y no es justificable que se haga de una forma que se quiera llamar artística. No hay violaciones artísticas, no hay robos artísticos, no hay asesinatos artísticos.  Eso son delitos y no arte.

sábado, 6 de abril de 2013

Reseña de espectáculo: Pasos callados, de la Cía Isabel Lavella:

Espectáculo en la Sala El Apeadero, mi sitio escénico preferido de Granada, con el que colaboro.

Estuve realizando fotografías de la actuación, y varias de ellas me encantaron. Pero es uno de esos espectáculos en los que me resulta imposible quedarme contento del todo porque sé que no voy a recoger sino una muy pequeña parte de las ideas y emociones que se vive durante la actuación.

La obra no elude para nada el compromiso, una queja sobre  la bochornosa dictadura que vivió España tras el golpe de estado fascista de 1936 y que aún, en el 2013 no parece ser que lo tengamos superado.  Esa asignatura pendiente de nuestro país necesita ideas para aprobar y este espectáculo es una de esas ideas.  Brillante, emotivo y comprometido, esa sería una buena selección de adjetivos.

Al final tuvimos un pequeño coloquio, que costó empezar, quizás como apunté por la gran cantidad de emociones que acabábamos de recibir.  En la charla, Isabel nos contó que el espectáculo tiene mucho de improvisación.  Improvisación profesional y trabajada, la buena improvisación. Es una palabra que me atrae, improvisación. La aprendí a valorar durante el GIF (Granada Impro Festival) y aprendí que no era el sinónimo de un espectáculo poco preparado sino una llamada de atención para que los actores no se subordinaran al guión, para que la creación no terminara en ese guión, sino para que continuara durante el espectáculo.  La improvisación, la verdadera y buena improvisación solo está al alcance de los profesionales de altura.

Además de improvisación, técnica depurada y de nivel.  Otro componente imprescindible para la calidad.

En resumen, esta noche recordé una vez más que España tiene que avanzar y eso no se consigue sino con racionalidad.  La racionalidad que supone denunciar la dictadura sufrida y pedir una España justa, democrática y culta.  Esta noche además de ver la racionalidad sentí el arte.



Tienes más imágenes en nuestra sección de fotografía. 

Para saber más de la compañía, consulta su página en Facebook:
http://www.facebook.com/cia.isabellavella