domingo, 6 de octubre de 2013

Reseña de libro: El telescopio de Einstein

Hablo hoy de un libro de divulgación científica, El telescopio de Einstein de Evalyn Gates, publicado por la editorial Alba, Barcelona 2009. La traducción es de Amado Diéguez, con revisión técnica de Jose María Gómez Caro.  

Su materia es la cosmología, cuestión que quizás a más de uno le provoque no leer esta reseña.  Sin embargo voy a elogiar el libro y este libro de lecturas.

El libro se centra en dos de los más importantes enigma de la física actual, la llamada materia oscura y la energía oscura.  Intentaré explicar brevemente en que consisten. El libro seguro que lo hace mejor, motivo por el que aconsejo su lectura.

La observación del universo aplicando las leyes físicas que conocemos nos ha permitido conocer muchos detalles de regiones remotas del mismo.  En particular la aplicación de la ley de Gravitación universal nos permite desde el siglo XVII calcular con bastante aproximación las órbitas de los elementos del sistema solar, sus planetas, asteroides y cometas entre otros.  En el siglo XX hemos apuntado más lejos y decucimos multitud de información sobre estrellas y galaxias. Ciertamente que hemos mejorado la precisión de la ley con la relatividad general, aunque en lo básico sigue siendo válida en la mayoría de circunstancias.

Pues bien, aquí es dónde surge el problema.  Viendo los movimientos de estrellas, galaxias y aplicando unos cálculos no demasiados difíciles... ¡Falta materia!. Falta mucha materia.  Si la Tierra girara entorno al sol a mayor velocidad podríamos deducir que el Sol pesa más. Algo parecido nos encontramos en el universo, al medir las masas aparecen valores muy superiores a la que esperamos.  La solución inmediata es suponer que hay materia, pero no la vemos. Algo así como estrellas apagadas que no detectamos por los telescopios.  Pues bien esa solución no funciona.  Los astros que no se ven pueden intuirse por varios motivos y no se encuentran. Hay otras posibles soluciones, como un cambio de la ley de gravitación universal.  Pero de todas las explicaciones que se barajan la que más parece convencer a los investigadores actuales es la de un tipo de materia que no detectamos. La materia oscura.  No es material normal que no vemos porque está apagado. No. Es otro tipo de materia. Hace falta que sea así para que cuadren los datos.

Si quieres saber más de esta explicación que he dado en un párrafo lo mejor es que leas el libro.

Y ahora viene el segundo problema.  Sabemos que las galaxias se alejan las una de las otras. Se detectó este fenómeno por el corrimiento al rojo de sus espectro.  De aquí se dedujo la expansión del universo que condujo a la famosa teoría del BingBang.  Pues bien, tampoco cuadra la velocidad medida con la velocidad calculada.  No solo nos falta materia, también nos falta energía. Esa es la llamad energía oscura.

Los números son verdaderamente intrigantes.  Deducimos que el universo está compuesto de la siguiente forma:
  • Materia normal: 5%
  • Materia oscura: 23%
  • Energía oscura: 72% 
O sea, lo que hace 20 años creíamos que era el universo ahora resulta ser nada más que un 5% de él.  Recuerdo con cariño un libro que leí hace años. 'Astronomía moderna' de L.Oster, publicado por la Editorial Reverté. Era un manual universitario y en su prólogo afirmaba que su objetivo era transmitir una idea lo más completa posible de la astronomía de los años 80. Pues bien, no hablaba de este tema .. porque se ignoraba entonces. Es interesante que veinticinco años después haya libros de divulgación sobre un tema científico de actualidad.

Me toca ahora explicar el título del libro. Hace referencia a un fenómeno óptico extremadamente curioso.  Como sabemos por la teoría de la relatividad, las masas curvan el universo. Si son grandes lo curvan de una forma apreciable. Y esa curvatura afecta a la trayectoria de la luz. Así un rayo de una estrella al pasar cercano al sol camino de la tierra se curva y de esta forma la posición de la estrella se falsea. Estas medidas fueron unos de los experimentos que sirvieron de prueba de la Teoría de la Relatividad de Einstein. Pues bien en el caso de una gran masa como una galaxia está hará que los rayos de los objetos que se encuentra tras ellas converjan, actuando como si fuera una lupa.  Y este efecto da nombre al llamado Telescopio de Einstein. Una de las herramientas de la cosmología actual, que se suma a técnicas tales como el análisis espectroscópico que tanta información nos da de objetos tan distantes que resulta difícil de creer. No es la única técnica de la que habla el libro, pero sí una de las más llamativas.

Prometí al principio del artículo revindicar este tipo de lecturas. Me refiero a los libros de divulgación científica.  Son necesarios para una correcta alimentación de la mente. Limitarse a los libros de literatura, historia, narrativa e ignorar el conocimiento me parece un serio problema que cultiva ignorantes.  Ignorantes que pueden ser pedantes, pero ignorantes.  No inventé el concepto de 'idiot savant' pero creo que en pocos sitios se puede emplear mejor que para aquellos que reniegan de la ciencia. Es un tema amplio y volveré sobre él, pero cito la analogía con la que comienza este libro. La ciencia se ofrece como la música, para ser disfrutada. Aunque uno no sepa leer una partitura se puede disfrutar con una buena melodía. De la misma forma, aunque falten conocimientos matemáticos, el saber produce placer.