domingo, 16 de febrero de 2014

Diccionario de Eva Elena: Manzana

En nuestra web, www.granadacultural.info, tenemos una sección que se llama 'El diccionario de Eva Elena'.  Es un diccionario personal.  Los términos son recogidos y comentados de forma atípica y desde luego sin intención de crear una enciclopedia al estilo ortodoxo.

Hoy traigo a cuenta como ejemplo una de sus fichas.  La de la palabra 'Manzana'

La manzana es una fruta con mucho simbolismo en la literatura. Hay que comenzar por recordar que Eva cometió su pecado, 'que tantos problemas daría a la humanidad', con una manzana, de acuerdo a la leyenda del Génesis.

Antes de entrar en aspectos más lúdicos, empecemos por decir que la manzana es una fruta pomácea comestible, fruto de distintos árboesl del género Malus, siendo uno de los más conocidos el manzano doméstico (Malus domestica). La manzana es uno de los frutos con mayor duración de forma natural. Se suele recolectar al final del otoño.

Y ahora sí, vamos a contar historias sobre las manzanas.

Uno de los episodios más célebre con el protagonismo de la manzana es el de la famosa manzana de la discordia. La Diosa Eris le entregó la manzana a Paris para que se la diera a la diosa 'más bella', lo que suponía elegir entre Afrodita, Hera y Atenea. Paris pidió a las tres diosas que se desnudaran para hacer su elección. Finalmente, tras ciertas dudas, la manzana fue entregada por Paris a Afrodita, que por ello lo premió con la entrega de Elena, la mortal más bella.

Otro mito griego es el de Atalanta, la mujer más rápida. Hipómenes la retó en una carrera en la que el premio sería casarse con ella y la derrota supondría su muerte. Consciente de su incapacidad para vencer a Atalanta, Hipómenes pidió ayuda a la diosa Afrodita, quien le dió 3 manzanas para que durante la carrera las fuera tirando y Atalanta se parara a recogerla. Gracias a ello y con su esfuerzo consiguió la victoria.

Según una nota de Máximo Brioso Sánchez a Dafnis y Cloe, la manzana madura es un conocido símbolo erótico, motivo por el que Dafnis le llevaba todos los días una a Cloe. La nota cita la siguiente referencia bibliográfica: A. R. Littlewood The symbolism of the Apple in Greek and Roman Literature. Hard. Stud. Class. Philol. 72, (1967)

Las manzanas a menudo son alimentos de dioses en distintas mitología. De hecho en la mitología nórdica son las manzanas las responsables de la inmortalidad de los dioses.

Sobra decir del protagonismo de las manzanas en algunos cuentos, como la manzana envenenada para La bella durmiente. No sé porqué la manzana suele hacer el papel de mala de la película.

El término 'la manzana dorada' se usa a menudo para referirse a la manzana en su protagonismo de narraciones mitológicas y de cuentos.

Y cuando ya tenía un par de referencias más sobre manzanas en cuentos y mitología voy y me encuentro con un libro que me las dejas cortas: Vicente Muñoz Puelles Manzanas. Tratado de Pomofília que, es como indica el título, un alarde de erudición (e invención, que algunos capítulos son ficticios) sobre las manzanas. Así en mitología griega se cita las manzanas de las Hespérides y el ya citado episodio de la manzana de la discordia. El libro también recuerda una manzana que lamento no haber estudiado con anterioridad: La de Guillermo Tell.

No hace mucho llegó otro libro sobre el tema a mis manos. El autor es Henry David Thoreau (sí, el mismo del Tratado de desobediencia civil) y se llama Las manzanas silvestres. Es un libro minúsculo, editado por José J. de Olañeta en 2013.Y cómo no, es una apología de la naturaleza apoyándose en el manzano. Por cierto en esa misma colección de libros minúsculos tienes El hombre que plantaba manzanos de W.D. Haley.

La siguiente imagen es el conocido cuadro de E. Simonet, El juicio de Paris pintado en 1904 y que hace referencia al episodio narrado. 


domingo, 2 de febrero de 2014

Reseña de libro: Evolución humana

El título completo del libro es Evolución humana. El camino hacia nuestra especie. Sus autores son Camilo J. Cela Conde y Francisco J. Ayala

Tengo predilección por este tipo de libros, manuales universitarios que exponen con sistemática y rigor una temática del conocimiento.  De Alianza editorial es uno de esos libros que figuran entre las estrellas de mi biblioteca, la Introducción a la Antropología General de Marvin Harris.  También alguno más que sin llegar a ese nivel me han resultado útiles, como la Sociología de Giddens o la Historia de la Filosofía de Julian Marias.

Vamos ahora al que nos ocupa.  Como digo responde al prototipo de manual universitario. Es una exposición bastante sistemática y completa de una disciplina, en concreto de la evolución biológica de la especie humana.

Quizás haya que decir que el libro empieza mal.  La solapa no invita a la lectura cuando en la reseña de los autores descubrimos que uno de ellos, Francisco J. Ayala es Premio Templeton.  Por decirlo de forma suave usaré la definición que hace Richard Dawkins de dicho galardón: Una gran suma de dinero que la Fundación Templeton destina cada año, normalmente, a científicos que están dispuestos a decir algo agradable sobre religión.  O sea, por decirlo claro, un dispendio económico de grupos religiosos norteamericanos para combatir el avance de la ciencia.   Evidentemente la Fundación Templeton no puede ya propugnar el geocentrismo o combatir la ley de Gravitación universal pero se siente con fuerzas para oponerse a la evolución.  Intentan no caer en las posturas excesivamente ridículas de otros grupos similares y adornarse de cierta cultura y tolerancia.   En esa línea,  el Premio Templeton se dedica a científicos que dejan alguna puerta abierta a las posturas religiosas.  Confío en que cada vez sean menos.  Hay que reconocer que al menos se dirigen a científicos de verdad, que no como otros grupos más radicales, que elogian a pseudocientíficos de nula cultura.

No me parece anecdótico el hecho que acabo de denunciar, puesto que anticipa un libro poco 'comprometido', cosa que salva exponiendo los distintos puntos de vista sobre un tema.   Es un principio elogiable, aunque en algunos casos se agradecería mayor profundidad en la discusión.    Así en muchas ocasiones nos presenta las opciones de evolución entre distintas especies con sus pros y contras.  En general, y pese a mi advertencia, estamos antes un libro de buen rigor científico y altamente recomendable para estudiar la materia.

Aunque pueda parecer algo pedante, no dudo en afirmar que el libro es ameno.  Se lee con cierta facilidad y la abundancias de cuadros explicativos ayudan al estudio de los temas.  En algunos capítulos, especialmente del final, se vuelve algo tedioso con una enumeración de fósiles en la que es fácil perderse.  Pero entiendo que es una información necesaria en un libro como éste.

El libro comienza con tres capítulos de introducción, que alaban su sistemática e intención de ser completo.  Tratan sobre la evolución, la sistemática biológica y los métodos de trabajo.   En sistemática prefiero el libro de Colin Tudge, una de las joyas de mi biblioteca, La variedad de la vida, que me abrió los ojos sobre la importancia de la disciplina.  Pero el capítulo de este libro cumple su cometido, al igual que el de la evolución.  En el de métodos de trabajo hecho en falta algo de matemática.   Luego noté esta falta. Por ejemplo en la tabla 11.3 presenta unos datos que viene a justificar que la probabilidad de pertenencia a la misma especie de dos fósiles (denominados KNM-ER 1470 y KNM-ER 1813) es menor del 5%. Las operaciones matemáticas brillan por su ausencia.

Contínua con cuatro capítulos que tratan la evolución de los primates, el entorno en el que nació nuestro linaje y los homininos del Mioceno.  Con toda la razón alardean los autores del éxito que supone tener al menos un esquema de la evolución humana en el Mioceno.

Aunque he dicho antes que el libro es cuidadoso en presentar las distintas opciones compatibles con los datos que tenemos y a veces sin decantarse mucho entre ellas, me resulta agradable la defensa de un esquema simple de géneros que evita perdernos entre nombres de especies dudosas. En concreto estos géneros serían Ardipitecus (en el Mioceno), Australopitecus y Parántropos (en el Plioceno) y el género Homo en el que nos encontramos.  Esta agrupación en 4 géneros orienta bastante las tesis del libro. Y es con ese criterio que siguen los distintos capítulos.  En los últimos vemos la evolución y expansión de los homos sapiens y similares como los neardentalensis.

Me ha resultado útil en alguna ocasión el glosario del final que permite despejar algunas dudas sobre los términos, sobre todo cuando retomas el libro al cabo de unos pocos días.

La bibliografía aportada es muy completa.  Ocupa casi setenta páginas.  Sin lugar a duda una buena herramienta para el especialista del tema.  Pediría quizás una bibliografía simplifica y comentada orientada a los lectores a los que nos mueve un interés más general.

En resumen, y pese a algunos problemas indicados, un libro recomendable, actualizado y muy completo sobre la evolución humana.  Recomiendo su lectura pensando en curiosos y amantes del conocimiento, sin ser especialista o estudiante universatario de esta materia.